En el vértigo de la vida cotidiana, los espacios verdes pueden convertirse en verdaderos oasis para desconectar del stress o para recargar nuestras energías.
A la hora de encarar este tipo de proyectos lo primero que hay que hacer es reconocer y valorar el lugar y su espíritu, para luego expresar las ideas de quienes vivirán o trabajarán allí, generando un proyecto con identidad, capaz de incluir la historia y los atributos propios. Enfocados en encontrar nuestra manera de ser nosotros mismos a través de la flora. Esta idea nos invita a diseñar un espacio íntimo, personal, que en compañía de “lo verde”, podemos encontrar un momento de relajación, reflexión y paz emocional, o de la vitalidad, energía y conexión con el mundo, según sea la necesidad.